Se cumplen 10 años del fallecimiento de María de Villota, y queremos recordar su trayectoria automovilística y enorme labor humana
Hoy, día 11 de octubre, se cumplen 10 años del fallecimiento de María de Villota.
Seguramente, el apellido nos suene muy familiar, porque fue hija de Emilio de Villota, ex-piloto de F1. María siguió sus pasos, y se convirtió en piloto, compitiendo en grandes categorías de la órbita del motor.
Sin embargo, el significado de María de Villota, es mucho más que esto.
María se crío en un ambiente automovilístico, deporte que practicó su padre, y al que ya se dedicaban su hermana Isabel y su hermano Emilio. Sin embargo, no fue hasta los 16 años cuando se subió a un kart por primera vez, y sorprendió por su velocidad.
Compitió en karting hasta los 20 años y fue entonces cuando aprovechó el programa de selección de jóvenes pilotos de Movistar para hacerse con un asiento en la Fórmula Toyota Castrol.
A partir de ahí, inició un recorrido por un amplio escenario de categorías automovilísticas. Entre ellas, destacan la F3 española, el Campeonato de España de GT, el Mundial de Turismos, o la Superleague Fórmula. Además, compitió en las míticas 24 horas de Daytona.
Posteriormente, en 2012, Marussia fichó a María de Villota como piloto de prácticas. María había llegado a la Fórmula 1. Sin embargo, todo se daría un giro de 180 grados el 3 de Julio de 2012.
María se disponía a realizar unas pruebas aerodinámicas junto con al equipo Marussia. Al volver a boxes, el coche no frenó completamente, como consecuencia del sistema anticalado, e impactó contra la rampa de un camión que se encontraba junto al box. Años después de este accidente, se concluiría que María no recibió las instrucciones necesarias para ejecutar el frenado del coche en la entrada a boxes.
La madrileña fue sometida a una operación quirúrgica y estuvo en coma. Sin embargo, consiguió sobrevivir, a pesar de perder un ojo y la pérdida del olfato.
María de Villota, no pudo volver a competir. Sin embargo, inició una nueva vida siempre con una sonrisa y con el objetivo de seguir ligada al automovilismo.
De esta manera, formó parte de la Categoría de Monoplazas de la Comisión de Pilotos de la FIA. Además, era muy común verla en la televisión, en las retransmisiones de F1, dando consejos importantes de cara a conseguir una educación vial de calidad.
María llevó a cabo una serie de proyectos de ayuda humanitaria colaborando con distintos organismos para conseguirlo. Así, fue colaboradora y embajadora de la Fundación Ana Carolina Díez Mahou, que ayuda a niños con enfermedades neuromusculares y mitocondriales, además de embajadora contra la violencia de género.
María, falleció el 11 de octubre de 2013, como consecuencia de las secuelas que sufrió en el accidente. Pero ni mucho menos ahí terminó su historia.
En 2014, nació «El Legado de María de Villota», con el objetivo de difundir la gran labor que llevó a cabo la piloto madrileña, y continuar ampliando las colaboraciones con aquellos organismos de ayuda humanitaria que frecuentaba María.
Por tanto, el legado de María formará parte por siempre de todos los que formamos este mundo nuestro del automovilismo. Por lo que fue como piloto, y sobre todo, por lo que nos enseñó como persona.
